lunes, 24 de noviembre de 2014

Felicidad Interior Bruta

Un poco de cultura económica alternativa.

Estos últimos años estamos acostumbrados a escuchar numerosos términos económicos, que forman parten de nuestro vocabulario más imprescindible. Además, reconozcamos que incluirlos en nuestras conversaciones durante cenas con amigos o tertulias familiares, como decía la canción, nos gusta y nos divierte. Quién no maneja, en su día a día, palabras como “Prima de Riesgo”, “Solvencia Bancaria”, “IPC”, PIB”, “Euribor”, “Deuda Pública”, “Déficit”, “Ajuste Presupuestario”… y así hasta el infinito y más allá.

Todos estos términos tienen un cierto halo de misterio. Somos conscientes que según cómo sean pronunciadas estas palabras por los gurús económicos, nuestra piel puede erizarse hasta términos que jamás habríamos podido imaginar.

Así, el PIB o Producto Interior Bruto es un indicador económico que recoge la producción (a nivel interno) de de bienes y servicios asociada a un país o región durante un determinado periodo de tiempo. Aunque existen numerosas posibilidades de cálculo del PIB, podríamos adoptar la siguiente fórmula:

PIB = Consumo + Ingresos del país + Gasto Público + Exportaciones –Importaciones.

Tradicionalmente el PIB se emplea para valorar la actividad económica o riqueza de cada país o como medida del bienestar material de una sociedad (si pretendemos usar este indicador para medir el nivel de vida de la población, entonces nos referiremos al PIP per cápita, que es el PIB dividido por el número de habitantes de ese país o región). Así, se suele establecer el vínculo de “Crecimiento del PIB” con el éxito de las políticas económicas. No obstante, diferentes teorías y matices ponen en duda el uso del PIB como indicador de bienestar social. No es motivo de este artículo recoger todas las limitaciones de este indicador para reflejar el bienestar social pero el cálculo del PIB tiene una serie de deficiencias entre las que podríamos destacar:

  • No tiene en cuenta la auto producción.
  • La acción del voluntariado (prestación de servicios sin contraprestación económica) se determina con métodos estimativos.
  • Prescinde de variables que no sean monetarias, como desigualdad en la distribución de la riqueza o el impacto ecológico de la producción.
  • No tiene en cuenta el agotamiento de los recursos productivos de ese país o región.
Con todo ello, parece evidente que el PIB no es un buen indicador para medir el bienestar de un país o región (recordemos que puede crecer el PIB de una región, pero incrementarse el número de parados o aumentar la brecha entre rentas).

Tras esta primera parte un poco engorrosa, tal vez podríamos tomarnos un descanso y, qué mejor que alejarnos de este mundo que va en quinta o sexta velocidad y dirigirnos a un pequeño rincón de Asia, donde la velocidad sólo es un extranjerismo.

El Reino de Bután es un país de Asia ubicado en la cordillera del Himalaya y que tiene como vecinos a los dos principales gigantes del continente: China e India. La independencia del pequeño país se alcanzó en 1949 tras su separación de la India y actualmente la forma de gobierno es una monarquía parlamentaria, bajo la dinastía Wangchuck. El monarca de Bután es Jigme Khesar Namgyal Wangchuck, que heredó el trono en 2006 aunque su coronación se hizo efectiva en 2.008.

El país cuenta con una población que ronda los 750.000 habitantes, por lo que Bután es uno de los países más pequeños del planeta, donde casi el 80% de la población se dedica al sector agrícola. Algunos datos reflejan la particularidad de este pequeño país: hasta 1.974 el país no se abrió a los extranjeros; la llegada de la televisión no se produce hasta 1.999 y hasta el año 2.000 no tuvo acceso a Internet.

Es en 1972 cuando el padre del actual monarca Jigme Singye Wangchuck, en vista de las críticas que recibía el país por su pobreza, creó un nuevo término que pretendía reflejar el bienestar de sus ciudadanos: la Felicidad Interior Bruta. Este concepto se fundamenta en la creencia de que el desarrollo de la sociedad es una combinación del desarrollo material y espiritual (no podemos olvidarnos de la tradición budista del país). Este índice no es un término oficial, o que recojan los organismos internacionales, sino que refleja la intención de forma de buen gobierno.

Los cuatro pilares sobre los que gira el término de Felicidad Interior Bruta son:
  • Buena gestión de los asuntos públicos.
  • Desarrollo económico sostenible y equilibrado.
  • Conservación del medio ambiente.
  • Preservación y fomento de la cultura.
A su vez, cada uno de estos pilares se compone de 9 dimensiones: bienestar psicológico; uso del tiempo; vitalidad de la comunidad; cultura; salud; educación; diversidad medioambiental; nivel de vida; gobierno.

Si volvemos a la primera parte del artículo y nos centramos en el PIB nominal, se estima que en 2.014, según el FMI, Bután ocuparía la posición 164 en cuanto a países más ricos (habiendo crecido más de un 8,5% en 2.013). Este dato contrasta con diferentes estudios en los que se recoge el grado de felicidad de la población de Bután. Así en un estudio de 2.005, únicamente el 3% de la población afirmó no sentirse feliz. Más recientemente, en el Mapamundi de la Felicidad, Bután aparecía en el puesto número 8 sobre un total de 178 países, siendo además el país con PIB per cápita más bajo entre los diez primeros países.

Es cierto que la experiencia de Bután no es exportable al resto de países pero desde luego invita a una reflexión sobre crecimiento económico (basado en términos cuantificables y centrados en el consumo) y bienestar de una sociedad... y también, a comparar PIB con indicadores como Felicidad Interior Bruta.


Firma: Eduardo Díaz

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