Compartir, intercambiar, prestar, alquilar y regalar.
Todo vale en la economía colaborativa o sharing economy. Un nuevo sistema económico que ha dado origen a nuevas maneras de relacionarse, intercambiar, y monetizar habilidades y/o bienes económicos.
Una revolución ligada a las nuevas tecnologías. Algo impensable hace tan solo unos años y que está dando la vuelta a nuestro modo de consumir e incluso de vivir. Prepárate para el cambio.
Compartir en vez de tener.
Hasta ahora términos tan inherentes al ser humano como tener, poseer, atesorar, guardar, han comenzado a sustituirse por otros como compartir, repartir, dividir, ayudar, participar, colaborar. Algo tan simple como LO MIO ES TUYO. Una modalidad que, aún de forma lenta,
comienza a ganar terreno, sobre todo, entre los más jóvenes.
Son muchos los que creen que el modelo económico de hoy en día comienza a hacer aguas. La crisis del 2008 abrió la puerta a desarrollar nuevas ideas dando como resultado
fórmulas alternativas.
No es el fin de la propiedad, sino un modo de obtener lo que se quiere, ya sea productos o servicios, sin necesidad de comprarlos. ¿Para qué comprar algo que vamos a utilizar una vez en la vida? En definitiva,
el objetivo es ahorrar.
No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita.
Este tipo de consumo se basa en la web y los teléfonos inteligentes que permiten plataformas de coordinación sencillas.
Las redes sociales son básicas en la economía colaborativa. Se suprimen los intermediarios y se revalorizan los contactos directos. Así aparecen plataformas como Uber, Lyft, BlaBlaCar o Airbnb.
A día de hoy, para algunos, el coche ha dejado de ser un símbolo de estatus y triunfa por lo que realmente es. Una herramienta práctica para la movilidad. Uno se plantea si viviendo en una gran ciudad realmente es necesario un coche, con todas las opciones de transporte que existen. Y si tienes un coche y te cuesta mantenerlo
comienzas a valorar la posibilidad de tener ingresos extras alquilando. Pues esto mismo sirve para todo lo demás y todo basado en la Red.
Desde viajar por todo el mundo alojándote en casas de desconocidos, pedir un préstamo a un particular cuando el banco te lo ha denegado, o si necesitas un fontanero, un cerrajero o cualquier otra cosa, puedes
solicitar este servicio a cambio de otro favor.
Se puede intercambiar libros de texto, material escolar, uniformes, equipaciones, pero también tienes la posibilidad de asistir a un concierto y alojarte en casa de otros fans del grupo al que vas a ver. Coches, herramientas, habitaciones, plazas de estacionamiento, habilidades (para cocinar, reparar cosas, diseñar…)
todo es objeto de intercambio entre particulares.
Así de fácil y de sencillo porque la clave radica en conectar a las personas que necesitan acceso a un recurso con aquellas que disponen de esos recursos que están infrautilizados y que pueden ser prestados, regalados, intercambiados, alquilados, etc.
El pilar es un sentimiento de comunidad, de compartir y de participación entre los usuarios. Aquí es básica la CONFIANZA. En ella radica la base que permite establecer las conexiones, desarrollar un consumo alternativo y, a la larga, hacer que esas relaciones permanezcan en el tiempo.
Recomendaciones
Iniciarse en el consumo colaborativo trae consigo confiar en desconocidos por ello conviene que tomemos algunas precauciones:
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Las plataformas de las comunidades “on line” suelen detallar sus garantías. La mayoría funcionan con métodos de pago seguro, cubren fraudes o se someten a arbitrajes en casos de conflicto. Lo recomendable es leer detalladamente todas sus condiciones antes de cerrar el acuerdo.
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Si el intercambio es en persona, lo mejor es realizarlo en su sitio público. Si queremos compartir coche, casa, o cualquier otro servicio, lo más prudente es buscar opiniones de otros usuarios y contactar antes por teléfono.
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En compra-venta de segunda mano entre particulares existe una garantía de 6 meses. Los trueques comportan un riesgo superior, ya que no existe este tipo de cobertura.
Lo mejor es disfrutar y obtener beneficios del consumo colaborativo. Llega a todo tipo de negocios y es lo que viene demandando la sociedad. Sin duda
será necesaria una regulación que establezca unas reglas para evitar la competencia desleal con los profesionales pero, lo que no cabe duda, es que es un fenómeno imparable que supone una oportunidad más que una amenaza.
Firma: Nuria Sánchez